El minero jamás retrocede, pues su lema es siempre triunfar

Contra todo y contra todos, la llegada de Lota Schwager a la Tercera A del fútbol chileno ha estado marcada por esfuerzo y sacrificio.

Desde casi exactamente 11 meses que el cuadro de la lamparita no ve acción de forma oficial. Fue aquel 29 de diciembre cuando obtuvo el ascenso frente a Lampa, abrochando un categórico 6-0. Más de 2 mil personas en las gradas se emocionaban hasta las lágrimas viendo un avance más de división de los «mineros».

Por otro lado, también está en la retina de los hinchas aquella muestra categórica de buen fútbol realizada el 14 de marzo del presente año en la famosa «Noche Lila», donde el conjunto carbonífero dio muestras de su calidad de juego derrotando a un equipo superior en categoría por 2-0 y enmudeciendo a los hinchas de Deportes Concepción en aquella sorpresiva jornada.

Los mineros saben de hazaña. Un gran ejemplo fue aquella épica temporada del 2001 de la mano del profesor Osvaldo Hidalgo, quien formó el plantel y lo dirigió un par de meses, y de Eduardo Apablaza, quien logró el objetivo de ascender generando una algarabía total en Lota, Coronel y toda la cuenca del carbón.

Al ser esta la segunda experiencia del equipo en Tercera División A, desde su fundación el 10 de mayo 1966, puede ser un precedente de buenos augurios el que Lota solamente esté una temporada en esta categoría, ya que, la primera vez, el campeonato fue de un año completo, mientras que ahora el sueño podrá ser realidad en solo 3 meses.

Una inversión de 5 millones en protocolos y sanitización, meses de preparación virtual, un cuerpo técnico cohesionado y un plantel con hambre de lograr cosas importantes, son las piezas que componen el anhelado sueño de ver nuevamente a los lotinos en el profesionalismo. Esto ha sido posible gracias al trabajo realizado por el municipio, Jorge Martínez (y su equipo) y a los líderes del proyecto, la familia Castro, quienes realizaron grandes inversiones para evitar la desaparición del club en su momento.

Hoy, el panorama es distinto. Son doce equipos (considerando que cinco desertaron de participar por temas pandémicos y por consecuencia económicos), cuyo objetivo es el mismo al competir por los dos cupos que darán paso al profesionalismo. Para el que llegue a instancias finales, serán 10 partidos sin tregua a fin de lograr la anhelada meta.

Es así como con este cargamento de ilusión, este equipo único en Chile que representa a dos ciudades y toda una cuenca, se apresta para ser protagonista, sacrificarse en la cancha como los hacían los mineros en los piques y laboreos, esperando que después de cada partido el “manche sea más sabroso y la charra sea más dulce”.

Fotografía: Comunicaciones Lota Schwager

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