El actual preparador físico de Santiago Wanderers recordó a su padre Nelson Oyarzún Arenas, ex entrenador de Lota Schwager, Deportes Concepción y Ñublense, en una entrevista realizada por el diario Las Últimas Noticias.
En el marco de un nuevo aniversario de la obtención de la Copa Libertadores 1991 por Colo-Colo, el otrora preparador físico de aquel plantel, Marcelo Oyarzún, rememoró el legado dejado por el «Consomé» Oyarzún y como lo influenció para dedicarse al fútbol.
«Yo tenía 15 años cuando murió y vi su última etapa como entrenador (…) a los 26 años él tenía 3 hijos, renunció a su trabajo de funcionario público y se fue solo a Valparaíso esperando que un barco lo llevara a Alemania porque su sueño era hacer un curso de entrenador allá. Trabajó como estribor y finalmente llegó a Alemania y se metió a hacer el curso y ahí nos llevó a todos a vivir con él», comentó Marcelo. Luego, aseguró que el apodo de «Consomé» se debía porque «después de los entrenamientos en lugar de agua les daba consomé a los jugadores, algo que había aprendido en Alemania».
Marcelo, hijo de Nelson y padre de Diego -actual jugador de Huachipato-, se refirió al paso por Ñublense del recordado ex entrenador. «Tras salir de la U, dijo que se iría al primer equipo que lo llamara y ese fue Ñublense. Estuvo un día cesante. Nos fuimos todos a Chillán. Él sabía que iba a morirse. Todos sabíamos. Ese día que Ñublense jugaba con Colo Colo, mi papá escribió la charla técnica y se la dio a un dirigente quien la leyó en el camarín. Ñublense ganó 2-1 ese partido y horas después el equipo se enteró de que mi papá había muerto. Más de 30 mil personas fueron a su funeral y fue enterrado junto a la tumba de Claudio Arrau y desde ese día, siempre hay una flor roja en su tumba. Eso representa su legado», cerró.
Aquella charla técnica decía «Pídele al plantel, que, si mañana algo me pasa, luchen con el mismo corazón y voluntad que tuvieron en todos los partidos. Dile a Pancho Cuevas que haga de la cancha todas las locuras que el sabe, que Bonhome juegue como un tanque, que Cerenderos continué siendo la muralla impasable en la defensa y que Aballay corra con sus siete pulmones…» y, hasta el día de hoy, el «Consomé» Oyarzún es muy recordado en la hinchada ñublensina.
Fotografía: Cedida