Deportes Concepción tiene que ganar o empatar para mantenerse en el profesionalismo. Al frente tendrá a un rival con el mismo objetivo, pero que sólo le sirve sumar de a tres. Es una final y, probablemente, el partido más duro para los lilas desde la desafiliación.
Llegó el momento de sufrir por los colores. Sin embargo, eso tampoco es algo que los fieles hinchas de Deportes Concepción desconozcan. La gente ha estado siempre ahí para sanar sus heridas junto a un león que volvió de un infierno al que jamás mereció ir para llegar nuevamente al profesionalismo. Y ahora, se aferran a la vida misma para mantenerse en este lugar.
Es el partido más duro, emocional y por lo que se juega, para Deportes Concepción desde la traumática desafiliación. Y, quizás, sea el más duro en décadas. Al frente tendrán a Vallenar, que marcha penúltimo detrás de los lilas, con solo un punto menos y que llega al Estadio Ester Roa Rebolledo con la obligación de ganar para hundir a los penquistas y salvarse.
Por ende, es prácticamente la misma situación para Deportes Concepción. El león marcha décimo, distanciado solo por un punto de su próximo oponente. Sumando se salva, es así de simple. Un empate los dejaría con 22 unidades e independiente de lo que haga Linares, sería inalcanzable para los de abajo. Triunfar significaría superar la situación de una manera mucho más tranquila.
No hay mucho más análisis necesario que este. Deportes Concepción tiene que sumar si quiere mantenerse en el fútbol profesional de Chile. Es un partido que ambos equipos necesitan ganar y que ninguno puede darse el lujo de perder. La «final» es mañana a las 18 horas, en el Ester Roa Rebolledo.
Fotografía CSD Concepción
A sacarse la chucha.
Para el domingo todos, todos cesantes.
Lunes sobre azul para el plantel completo, cuerpo técnico y dirigentes amateur.