El lamento de las gradas: ¿Existe solución para la crisis de seguridad y violencia en los estadios?

El Estadio Nacional de Santiago, histórico escenario de nuestro país, se convirtió una vez más en el epicentro de un trágico espectáculo que va más allá del fútbol. Lo que prometía ser una celebración del deporte terminó en una muestra cruda de la violencia que sigue aquejando a las tribunas chilenas.

Lamentablemente, el partido por la Supercopa entre Colo Colo y Huachipato no quedó marcado por lo futbolístico, ni por hitos como la vuelta de Arturo Vidal al fútbol chileno. El regreso del campeón vigente, y del fútbol al Estadio Nacional después de dos años, se vio constantemente afectado por disturbios, que se complejizaron a poco más de diez minutos de finalizar. Dentro de la cancha, el partido la ganaban los albos 2 a 0. No hubo campeón, y se jugarán los 12 minutos restantes en una fecha a determinar.

Detrás de esta trágica escena se esconde un complejo entramado social que no puede ser ignorado. La violencia en los estadios no es simplemente un problema del fútbol; es un reflejo de las tensiones y conflictos que atraviesan nuestra sociedad. Es por eso que más allá de las medidas de seguridad y las sanciones legales, es crucial reconocer la responsabilidad compartida de todos los actores involucrados en el fútbol chileno.

Este episodio se suma a una serie de incidentes lamentables que han empañado nuestro fútbol durante el último año. Desde el tristemente recordado clásico universitario en el Ester Roa Rebolledo donde solo se alcanzaron a jugar 30 minutos por un grupo de hinchas que lanzaron bengalas y bombas de ruido al terreno de juego hasta lo ocurrido el pasado domingo en Santiago ¿Qué ha cambiado en este tiempo? Tristemente, muy poco.

Hacia una transformación en el fútbol chileno

Casi 24 horas después de lo ocurrido en la Supercopa, el presidente de la ANFP, Pablo Milad, junto al gerente de Ligas Profesionales, Yamal Rajab y el gerente de Operaciones y Seguridad, Felipe De Pablo, hicieron un llamado para acelerar la aprobación de una ley que determine la obligatoriedad del reconocimiento fácil para ingresar a los partidos del fútbol chileno.

“Estamos tomando contacto con las autoridades con la que hemos venido trabajando de manera conjunta hace tiempo para que podamos empujar con mayor urgencia la agenda legislativa para frenar la violencia en los estadios y recuperar el fútbol para las familias. Para nosotros es urgente y especialmente para la Cámara de Diputados sumar obligatoriedad al Registro Nacional del Hincha para prevenir estos hechos”, indicó Milad.

Por otra parte, a Federación Atlética de Chile manifestó a través de sus redes sociales su malestar por lo sucedido, mientras que calificaron de «incoherente» que las autoridades sigan permitiendo que el Estadio Nacional reciba partidos de fútbol.

“Una vez más las medidas que se tomaron no funcionaron. Nos parece incoherente seguir facilitando instalaciones de tan alto costo y de tan buen nivel a instituciones que no responden de la manera que debería ser en un evento deportivo”, señalaron a través de su cuenta de Instagram.

Mientras las autoridades han fallado durante años en encontrar soluciones efectivas, cada evento violento es un recordatorio doloroso de la necesidad de un cambio profundo en nuestra «cultura» futbolística.

Experiencia internacional

Durante el mandato de Margaret Thatcher en el Reino Unido, se emprendió una feroz persecución contra los hooligans. Se les prohibió la entrada a los estadios y sus alrededores, y se sancionó a empresas de transporte y bares que los recibieran. Se establecieron penas de cárcel efectivas para delitos relacionados con el fútbol, y se formó un equipo policial de élite que se infiltró en las barras bravas. Además, se implementaron sistemas de vigilancia en los estadios y se fortaleció la seguridad interna de los clubes.

Un aspecto crucial fue el aumento significativo del precio de las entradas, convirtiéndolas en un privilegio de la clase alta.

¿Funcionaría en Chile? En Argentina, se intentó seguir el modelo inglés para combatir la violencia en los estadios, pero lamentablemente no tuvo éxito.

En este sentido, del otro lado de la cordillera desde junio de 2013, se tomó la drástica decisión de prohibir el ingreso de hinchas visitantes a los estadios argentinos. La medida,  acordada con los dirigentes de la AFA, tenía como objetivo evitar enfrentamientos entre barras.

En este período, la violencia en los estadios ha empeorado. Según datos de la ONG Salvemos al Fútbol, desde entonces han fallecido 72 personas en incidentes relacionados con el fútbol. Cabe destacar que es 12 más que en la década anterior, y 16 más que entre 1993 y 2003.

Finalmente, la Supercopa, que debió ser un espectáculo futbolístico, se convirtió en un símbolo de un desafío mayor: el desafío de reconciliar la pasión con la paz, la euforia con la seguridad, y las gradas con la familia del fútbol.

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