Este sábado, el duelo de Universidad de Concepción y Universidad de Chile estuvo marcado por serios incidentes que, al menos, en el corto plazo no se habían visto en un partido de alta convocatoria. De estos son responsables todos los servicios encargados de seguridad, incluido el club organizador, sin embargo la mayor responsabilidad está en una coordinación que no estuvo a la altura y no supo leer las contingencias de un fin de semana que se anticipó por al menos un mes.
El último hecho de violencia que se recuerda en una cancha de fútbol a nivel profesional ocurrido en la Región del Biobío, nos remonta al verano de 2015, cuando hinchas de Universidad de Chile realizaron una serie de destrozos en el estadio CAP, generando incluso un incendio en el cerro colindante al recinto emplazado en el sector Las Higueras de Talcahuano.
Cuatro años más tarde son los mismos hinchas los que, escondidos en el anonimato del aguante y con su única religión, el caos, prendieron una veintena de bengalas y lanzaron bombas de ruido al césped del Ester Roa Rebolledo este sábado, cuando restaban diez minutos del duelo entre auricielos y laicos, donde los dirigidos de Francisco Bozán ganaban por 2-1.
Esta página dedica espacio siempre al análisis futbolístico, entrevistas y continuidad del trabajo de todos los equipos de Biobío y Ñuble, pero tampoco puede quedar al márgen de lo vivido el sábado, que fue por lo bajo, lamentable y confuso.
Una serie de errores que marcan a todos los involucrados en la seguridad del evento, partiendo por el club organizador que, si bien, realizó todas las solicitudes y cumplió con los compromisos correspondientes, debió ser más fuerte al exigir el cambio de hora del partido al mediodía, como si lo hizo en primera instancia.
¿La razón? Concepción recibió este fin de semana al doble de su capacidad, gracias a un magnoevento como es el festival Rock en Conce -que de paso, debe seguir siendo el punto de una región que sigue buscando su identidad- y no se previó que el movimiento de gente podía generar problemas en la logísitca y preparación de un evento como es un partido de alta convocatoria, clase A.
Es ahí donde Estadio Seguro, la Gobernación de Concepción y las policías pecaron de pretenciosos al buscar mostrar una coordinación completa y que podía cumplir con todos los estándares para un evento, al nivel de un festival masivo, y un partido de alta convocatoria con la contingencia crítica del elenco azul, que perdió algo más que tres puntos en su paso por Concepción.
Se habla de que se abrirá un expediente en contra de la UdeC por lo ocurrido, pero el principal juicio debe ser a las propias autoridades de gobierno a cargo de la seguridad, y no a un equipo que prácticamente nunca ha registrado eventos de violencia en las galerías, y ha demostrado por años el buen trabajo logístico.
Lamentablemente, cuatro años después tuvimos que volver a hablar de la violencia en el estadio, de detenidos y una situación que no se condice con un equipo que ha cumplido en los últimos años. De los violentos, no hay mucho que agregar.
Fotografía: Felipe Venegas/La Pelota es Mía