Crónicas mineras para celebrar 54 años de historia, parte uno

Nuestro periodista y colaborador Luis Escares nos dejará semana a semana distintas crónicas como parte de la historia de Lota Schwager, las cuales recogeremos en torno a la celebración de los 54 años del elenco minero. Acá en La Pelota es Mía, te dejamos la primera parte.

1. Cementerio de gigantes
2. Que el olvido no se entere de nosotros don Vicente
3. Esa cruz de mayo que todavía llevamos
4. Capitán Gómez
5. ¿14 Lota Schwager – 1 Rangers? Abad hizo siete goles antes que Luka Tudor
6. De la Rosa aún está tumbado
7. Rocío
8. Arde el bus, arde el ascenso
9. Hugo volando, Hugo alentando

1. Cementerio de gigantes

Hay un cementerio de gigantes en Coronel. Un cementerio donde los tres grandes del fútbol chilenos han sucumbido ante el tesón minero. Un cementerio adornado por un cerro donde los que tenían no plata cada fin de semana llegaban a ver a su equipo.
Un cementerio de cancha brava. Esponjosa. Difícil para cualquier santiaguino que quisiera pasarse de listo en el Federico Schwager.
Afuera de la cancha el aliento no se cesaba. Y adentro los mineros no daban pelota por pérdida para aniquilar a los rivales.
Así pasó Colo Colo el 72′. Víctor Merello y Óscar Fuentes hacían sufrir al campeón de ese torneo que en su visita a Coronel cayó 2-1. Tres años después Pedro Gallina y Óscar Melo volverían a repetir el marcador.
Venir a Schwager era un suplicio para los albos, por algo es uno de los pocos recintos en donde el historial le favorece al rival y no a ellos.
El último partido entre ambos en la casa minera fue el 27 de enero de 1988. Lota lo dio vuelta y venció, nuevamente, 2-1 al Cacique con doblete del Pato Bonhomme. Era la penúltima fecha y el minero llegaba por sobre Concepción para no acceder a la liguilla descenso. Finalmente en la última fecha perdió en Collao, los lilas zafaron por tener más goles convertidos, pese a tener misma diferencia, y luego no logró superar a O’Higgins en la liguilla bajando a la B.
Universidad Católica tampoco tiene buenos recuerdos del mineral. Si de paternidad se habla, lo de Lota ante los Cruzados es claro. Seis triunfos y dos derrotas en 10 partidos jugados en el mineral. Son bravos los de la picota.
Si desde que el equipo sureño llegó a primera en el 70′, la UC tuvo que esperar nueve años para derrotar a Lota. Orrego, Elissetche, Briones, Baesso, Pérez, Osorio y otros tantos marcaron para la algarabia tricolor.
Estadísticamente, es el estadio donde peor le ha ido a los cruzados.
Quien si tiene números positivos en Schwager es Universidad de Chile. 5 veces ganó en Coronel, mientras Lota sólo logró dos victorias, aunque hay un partido que hasta el día de hoy duele en el bullanguero.
30 de noviembre del 80′, fecha 33. Los mineros ya habían descendido a segunda división tras perder ante Unión Española dos jornadas antes, mientras la «U» peleaba punto a punto el título ante Cobreloa.
A esa fecha, el Bulla llegaba con 44 puntos, los mismos que el cuadro nortino. Ganar a Lota parecía un trámite, pero todo se arruinó en el último minuto.
Orlando Mondaca abrió el marcador para los azules. En Iquique, Cobreloa vencía a 2-0 y todo se definía en la última fecha, hasta que Alberto Quintano metió la mano. El juez Enrique Marín cobró penal para Lota y Carlos González lo cambió por gol. Los telefonazos de Coronel a Santiago y el resto de Chile se masificaron. Con el pitazo la desazón de los dirigidos de Fernando Riera fue total. Los loínos quedaban con 46 puntos y ellos con 45, aumentado su racha a 11 años sin títulos, que finalmente serían 25.
En la última jornada, Lota viajo a decorar la fiesta de Cobreloa, que estaba plagado de ex mineros, perdiendo 3-0 con gol del Hippie Jiménez para los naranjas. quienes lograban su primer título en la máxima división.

2. Que el olvido no se entere de nosotros don Vicente

Don Vicente olvidó lo bueno que era. El alzhaimer es su marca personal hace un lustro. Hace unos años lo obligaron a dejar su querida Viña del Mar para vivir en Valladolid, España.
Allá lo quieren mucho, quizás tanto como en Lota y Coronel lo amaron durante los dos años y un poco más que estuvo en la zona.
Este rosarino canchero, fachero, con raíces italianas, pinta de bravo y que rozando los 40 años tomó el timón minero después de un exitoso paso por Deportes Concepción, donde fue subcampeón en su debut como DT.
Meses después las cosas cambiaron y el che miró al sur. Llegar a Lota era revivir su carrera o sepultarla. Cantatore no tenía margen de error, quedaban tres partidos del campeonato del 76′ y tenía que sumar en todos para evitar a la liguilla de descenso.
Empató con Huachipato con goles de Paéz y Arroyo, a su siguiente rival lo conocía de sobremanera: Deportes Concepción. Ahumada por dos y Abad marcaron para el triunfo 3-1 como local, pero aún tenía que ir a Antofagasta para zafarse de todo.
Contra todo pronóstico, Lota ganó 3-2 con goles de Ahumada y doblete de Jiménez, eso más la derrota de Huachipato ante la «U» le daba vida al tricolor, que dejó todo peligro atrás.La temporada 1977 fue ilusión pura.
El equipo estuvo invicto durante 14 jornadas, siempre luchando en el podio, hasta que Palestino dio el primer golpe a la ilusión. Los triunfos más rimbombantes el 3-0 ante la UC y el 1-0 a la U en el Nacional con gol del brasileño Mario Baesso, pero los azules devolverían la gentileza en Coronel por 3-0 en la siguiente rueda.
En la últimas fechas se luchó con el cuadro laico, que finalmente se quedó con la quinta plaza para la liguillla de la Libertadores, mientras Lota cerraba sexto su mejor performance en primera.
Víctor Merello, Eduardo Jiménez, Pablo Díaz, Emiliano Azócar y un recién aparecido Héctor Puebla eran sus jugadores fieles, prueba de ello es que varios lo siguieron en su periplo por Cobreloa donde fue dos veces campeón nacional y submonarca continental.
Vicente dejó Coronel temporalmente en la fecha 13 del torneo de 1978, pero regresó la jornada 15 para despedirse finalmente el 26 de noviembre en el empate 1-1 ante Green Cross.Audax lo llamó y con ello comenzaba una exitosa trayectoria que lo llevó a la selección, España, Argentina y Portugal, e incluso, una encuesta del Blog Aguante Lota lo eligió como el «Mejor técnico» que ha pasado por el equipo.
En 1980 volvió por última vez a la cancha que tan feliz lo hizo. Han pasado 40 años y los más viejos no olvidan al Lota de Cantatore. Jugadores que aún son tratados como glorias, mientras algunos de ese plantel aún intentan mantener contacto con el profe por medio de su hijo Marcelo.
Sólo Vicente sabrá si en su cabeza aún queda algún vestigio de ese equipo inolvidable para la zona. Quizás en un momento de lucidez recuerda que Washington Abad hacia fantasear a todos en Schwager para que el «Monito» García y Eduardo Jiménez pusieran los gritos. Por lo menos en Lota don Vicente, su legado no se irá nunca.

3. Esa cruz de mayo que todavía llevamos

Hace cinco años a esta hora estábamos sollozando o intentado asimilar el descenso de Lota Schwager a la Segunda Profesional. El gol de Rafael Viotti nos hacia descender después de tres años en la corniza en la Primera B.
Los que fueron al Lucio Fariña de Quillota le daban cara a los hinchas canarios de San Luis, que en las ironías del fútbol, celebraban su ascenso a primera.
Pero para Lota todo el calvario comenzó más en agosto de 2014. Nelson Cossio volvía a Schwager con su fútbol parco. Armó un plantel con experiencia en la B, pero que nunca jugó bien. Después de siete partidos, sumó 2 puntos y se fue.
Llegó Marcelo Miranda, el último DT en tener a Lota peleando entre los mejores, pero no funcionó. En febrero dijo chao y para ponerle la guinda de la torta, Emanuel Vargas y Sergio Núñez agredieron al kinesiólogo del club. Todos a la calle.
Así llegó Iván Endre. Un joven técnico que estaba en las inferiores del club, tenía tres meses para darle vida a un equipo que estaba muerto, último, a 11 puntos de su más cercano y al plantel peleados entre ellos.
No fue fácil. Empató los primeros tres, perdió los dos siguientes, pero en marzo llegó la primavera. Venció a Curicó de visita, Santiago Morning y Concepción. Por primera vez Lota gana tres al hilo y con llego la esperanza.
Carlos Soza era la figura de un equipo que tenía la fe de un milagro, pero en Los Ángeles, Iberia le dio un duro mazazo, el que dos tres semanas después fue rematado por Rangers.
Con un Federico Schwager como antaño, el piduco se vengaba del 2006, vencía 2-0 a Lota, se salvaba del descenso y prácticamente condenaba al minero al descenso.
El 2 de mayo a las 18 horas, mismo día de la cruz de mayo, Lota Schwager llegó con su equis sobre la espalda a Quillota. Castillo, Celasco, Gómez, Pinto, Figueroa, Barrientos, Lagos, Serrano. López, Soza y Brizuela, le dieron cara al puntero buscando el milagro, pero al minuto 13 la mala suerte cayó sobre Lota y Coronel.
Hubo reacción, pero no efectividad. El silbato hizo que el canario volara y matara la ilusión minera, tal como cuando en la mina el inocente pájaro dejaba de cantar por el gas grisu.
Ya pasó un lustro, pero en el hincha sigue doliendo. Tres años viviendo al borde del abismo, con respaldo poco popular y lejos de la gloria. El único que ganó fue el ex presidente Jaime Valdés, quien recibió $200 millones de la ANFP, mientras nosotros seguimos luchando en los potreros.

4. Capitán Gómez

Cristián, esta zona cuando enamora atrapa. Tu romance con Lota ha sido tormentoso, duro, complejo, a ratos insoportable, pero tú siempre estuviste ahí. Fiel, bondadoso, intentando sacar adelante la situación.
Llegaste el 2013. Con sorpresa para todos. ¿Cómo alguien que jugó Libertadores, por la Roja, Colo Colo, Cobreloa y otros tantos llegaba a un Lota que llevaba dos torneos rozando el descenso? Con 34 años a cuestas asumiste tu rol de líder. Capitán. Ejemplo para el resto.En la cancha mostrabas impronta, gallardía, pero ante los más jóvenes también sufrías.
Eso no fue impedimento para estar en cancha cada semana. En los peores momentos no abandonaste. Aguantaste ser último dos torneos de la B y cuando casi todos se fueron con el descenso a la Segunda División, fuiste el primero en decir, «cuándo jugamos».
Si el horror de la B no bastara, llegó el martirio en Segunda. No había plata, apoyo, oficiaste hasta de representante del club, sin saber qué pasaría con el Lota, ni contigo. A la par estudiabas para ser DT, quizás trazando el idilio que mantendrías con la lamparita.
Con la cabeza en alto mantuviste la categoría en un escritorio, pero la ANFP te quito el anhelo de seguir en el profesionalismo. Ese 21 de mayo de 2017, con 39 años, en San Antonio fue tu último partido oficial con la tricolor, te fuiste con triunfo, pero no era el fin del romance.
Para el Hexagonal del Biobío nuevamente te pusiste la virtuosa «3». Te comiste la amargura del fracaso regional, aunque teniendo claro lo que venía.
El año del receso te preparaste para el reto mayor. Ya no estarías en la cancha siendo el amo y señor del fondo. Ahora la raya de cal junto a un lineman sería un hábitat. El debut, era que no, fue difícil. Derrota en Hualqui y los cuestionamientos.
Que el equipo no era ofensivo. Que no jugaba bien. Que quizás no eras el idóneo. ¡Cómo no ibas a ser tú si viviste los peores pasajes del club! En Cauquenes ganaste bonos y en el hexagonal final ante Hualqui, el equipo demostró que sería como tú en la cancha. Guerrero.
Lo tuyo es de sacrificio. Ranco te tumbo en penales, pero si algo aprendiste acá es que el minero jamás retrocede pues su lema es siempre triunfar. Cumpliste. Nos llevaste a Tercera A y seguimos soñando juntos.
Ya son siete años en Lota. De penas, rabias, risas, sacrificio, superación. No sé si serías feliz en otra parte, pero acá tienes un lugar en el mundo. Profe, usted dele. Acá le creeremos.

5. ¿14 Lota Schwager – 1 Rangers? Abad hizo siete goles antes que Luka Tudor

A mitad del torneo de 1978 Lota ya tenía claro que no se podía repetir la temporada anterior. Deambulando en la zona media, el equipo no enganchaba a la hinchada, por eso el 19 de agosto sólo casi 2 mil personas llegaron hasta Schwager para ver el duelo ante el colista, Rangers de Talca.
Las cosas estaban pésimas en el Maule. Según consigna el Blog Aguante Lota, el mandamás piducano, Selim Chat era un pillo de aquellos. No pagaba, tenía negocios turbios y además estaba detenido por giro doloso de cheques.
Todo eso colmó la paciencia de los jugadores, quienes se plantaron y decidieron no viajar al sur. Lota se enteró de la situación días antes del duelo, el que estuvo en duda hasta que la noche del viernes, cuando los talquinos decidieron viajar con equipo juvenil.
«Viajamos con justo, yo no quería ir. Tenía 16 años, alternaba en el primer equipo y como no tenía contrato me toco ir», comentó años después el volante ranguerino Juan Covarrubias, el único que sobrevivió la humillación que se venía.
A los mineros poco le importó que Rangers llegara diezmado por eso fue con lo mejor que tenía. Eduardo Jiménez, Washington Abad, Emiliano Azócar, Héctor Puebla y Hugo Grignafini comandaban a Lota, que antes de los 15 minutos ya estaba en ventaja con un penal dudado ejecutado por Abad. Cada llegada de los experimientados mineros era una suplicio para el novel portero Víctor Sepúlveda, quien después de ese encuentro optó por el retiro.
La tarde de Washington fue única. El uruguayo marcó siete goles, Carlos Linaris hizo tres, el «Hippie» Jiménez se matriculó con otra tripleta y Puebla puso el gol 14. ¡Si hasta el descuento lo marcó Lota!, con un autogol de Azócar.
Los jugadores celebraron una goleada histórica, la segunda más abultada de la historia del fútbol nacional, pero la alegría sólo duró unos días. A la semana siguiente la Asociación Central de Fútbol se percató que Rangers tenía menos de siete profesionales, por lo que optó por anular el resultado y lo dejó en 1-0. Ese gol tampoco se lo dieron a Washington.
La solicitud fue repudiada por Lota, mientras en Rangers fue celebrado casi como un triunfo. Finalmente, los talquinos terminaron esa temporada con 98 goles en contra, y si se le sumaran los 14 de ese duelo, hubiesen tenido 112 en 34 duelos. Y para peor, Abad se quedó sin el récord de ser el jugador que más goles ha marcado en un partido (7). Hubo que esperar quince años para que Luka Tudor volviera a encajar siete pepas, manteniendo el récord hasta hoy, y para rematarla, con esos goles hubiese quedado en el podio de peperos de ese torneo. Cosas que sólo pasan en Lota.

6. De la Rosa aún está tumbado

Que rico debe ser jugar en Arica un sábado a las 10 de la noche. Es como una pichanga con amigos a orilla de playa, con suave brisa, 18 grados, todo perfecto, bueno, casi todo. En realidad ese noche del 25 de mayo de 2002, nada fue perfecto.
Lota Schwager viajó a Arica para jugar en el Carlos Dittborn. A la antigua, bus hasta Santiago, vuelo hasta la entonces primera región del país. Era la primera fecha del grupo B de la segunda ronda de la liga de plata. ¡Qué enredados eran esos torneos!
Nortinos y sureños habían andado a los tumbos durante la primera parte del campeonato, por eso tenían fe de comenzar bien esta nueva aventura, pero para el defensor Héctor Toledo fue una de las peores noches de su vida.
René de la Rosa dirigía el encuentro que con los minutos fue subiendo su temperatura. Lota daba el primer golpe, pero el árbitro anulaba la acción.
Minutos más tarde, otro gol mal anulado y la guinda de la torta fue una falta en el área no sancionada.Con los ánimos a tope, de la Rosa marca un penal dudoso para Arica a los 44′.
Los clásicos reclamos hasta el silbato superaron todos los límites cuando un zaguero de Lota no quiso medir palabras y tumbó al juez.
Héctor Toledo no dimensionó lo que estaba haciendo y con un certero cornete dejó tiritón al referee. Silencio en el estadio, mientras el lotino enfilaba a camarines con dos de Carabineros custodiando su andar rápido y con mirada gacha.
El partido fue suspendido. Semanas después se declaró ganador a Arica por 3-0, mientras que para Toledo recién comenzaría el purgatorio.La prensa nacional se hizo eco del tema, mientras el chascón central intentaba explicar la situación. Cuatro días después se tuvo que presentar ante el Tribunal de disciplina de la ANFP.
En Quilín no tuvieron clemencia: le dieron 30 fechas de castigo.Para peor, la recién ingresada ley de la violencia en los estadios pesó sobre los hombros de Héctor. La justicia pidió 541 de prisión para el jugador. Fue tratado como un delincuente.
«Reaccioné por una injusticia, me equivoqué, lo pagué muy caro y fue tremendamente duro tener que estar en la cárcel, como si fuese un delincuente. Yo no robé a nadie, no maté a nadie. Protesté, malamente, ante una injusticia deportiva, pero me cayó todo el peso de la ley, como si hubiese cometido la peor de las fechorías», comentó en 2006 a la Estrella de Valpo.
Su intachable conducta anterior redujo la pena a 41 días de reclusión nocturna en la cárcel de Collipulli, ciudad donde vivían sus padres.
Cumplió su deuda en enero de 2005 durante el receso estival.Estuvo todo 2003 sin pisar la cancha, nadie le quería abrir la puerta, hasta que el teléfono sonó otra vez desde la zona del carbón. Bernardo Ulloa, presidente de ese entonces, lo llamó para ser parte del plantel 2004.
Redebutó en el empate 1-1 ante Fernández Vial en Collao, pero su rendimiento no fue el mismo. De ese central fiero, de buena técnica, toque de balón y guapeza en el fondo poco quedaba.
Así dejó Lota ese año, recalando en Naval donde perdió la categoría en 2005, cerrando su carrera pelotera.
Quienes jugaron con él lo sindican como alguien de bajo perfil, buen compañero y preocupado del resto, sólo que ese 25 de mayo tuvo una pésima noche. De Toledo no se sabe nada hace 15 años.
En su última entrevista comentaba que le gustaría tener una escuela de fútbol en Collipulli y seguir ligado al deporte. Por su parte, René de la Rosa se recuperó del combo, pero nunca más dirigió a Lota. Años después fue despedido de la ANFP y continúo saqueando en Tercera División, donde varios quisieron emular a Toledo, pero nadie tuvo el valor del «Rocky minero».

7. Rocío

¿Quién es esa mujer que está en la cancha? Grita, gesticula, llama a los jugadores y les da instrucciones que ellos acatan con boca cerrada. A Rocío no le vienen con pequeñeces. Si le dio clases Pep Guardiola y y se plantó a dos equipos masculinos en tercera.
Pero esto es Lota. El minero es prejuicioso, ni a las mujeres dejaban entrar a la mina, ¿cómo van a querer a una dirigiendo a su equipo? La profe Rocío estaba curada de espanto.
Le preocupaba más salvar al equipo del descenso. Con Víctor González vivían en una casa a tres cuadras del estadio. Y en ese tiempo Lota fue todo para ella. Cuando firmó, ni siquiera volvió a Santiago para buscar sus cosas, sabía que había que trabajar duro, pero durante los primeros seis partidos, la victoria no apareció.
Tomaron el equipo a cinco puntos de la salvación y para el inicio de la segunda rueda, la meta eran 10 puntos. Imposible, pero Rocío nunca perdió la fe.
Hizo el trabajo silencioso. Que los jugadores creyeran en sí. Habló con todos. Los aconsejó. Conoció sus problemas. Miedos. Fortalezas. Miró al interior para que eso se reflejara en la cancha y junto al «Guagua» hicieron que cualquiera se creyera Messi o Ronaldo.
Vino el triunfo como visita ante Malleco y de ahí la alegría no paró. El gol de Freddy a Mejillones, la victoria a Colchagua como visita, la boleta a Linares y el 1-0 a Melipilla.
A ese 4 de junio frente Ovalle llegó tranquila, serena y con un último detalle para el plantel. Durante semanas se dio la tarea de buscar a los familiares de todos los jugadores, para que ellos entregaran el último apoyo para salvar la categoría.
Rocío sabía que con confianza todo se lograba. Y lo hizo. Cerraron el sexto triunfo en fila y salvó al equipo. Imposible. Esa palabra no cuenta para ella.
Entre lágrimas cumplió su propósito, pero no acabó el sufrimiento. Al otro torneo se quedó, pero el lío dirigencial era tan grande que estuvo tres meses sin cobrar, manteniendo emocionalmente a un equipo que no daba más con las deudas personas.
El golpe de gracia vino en febrero. La nueva dirigencia la echó en un tema que nunca fue esclarecido y todo terminó en un juicio laboral.
Desde que se fue de Lota no dirige profesionalmente. Sigue en el fútbol formando DT en INAF. Mira a la distancia lo que hace el club. Cristián Gómez se considera un discípulo de ella. Sé que no nos olvidas, es cosa de ver tu facebook donde todo el plantel del 2016 adorna tu portada.
Acá la siguen recordando como la profe. Amable, siempre dispuesta a escuchar, a solucionar problemas, capaz de lograr lo imposible con una pizarra, confianza, una buena charla y su cola de caballo al viento.

8. Arde el bus, arde el ascenso

¡Fuego, fuego! Gritaba Inés Álvarez, la tía que cuidaba a los jugadores del 2006 que vivían en la pensión.
Fuera de la casa que cobijaba al plantel que peleaba por la punta del torneo, la micro del club y un furgón que servían para el traslado del equipo se quemaban frente a sus ojos.
«No puede ser», pensaron los jóvenes que miraban con incredulidad ¿cómo alguien en la zona podría hacer semejante estupidez?
Era la madrugada de lunes 25 de septiembre, el sábado anterior Lota había empatado a dos en Quillota y los jugadores estaban reponiéndose del largo viaje cuando a las 2AM la cortina de fuego se posó sobre el frontis de la casa de San Pedro de la Paz.
La interna del club era compleja. Temistocles Reyes, empresario microbusero de Santiago, se había convertido en presidente meses atrás en desmedro de Bernardo Ulloa, quien desde que perdió la cabeza minera agredió, amenazó e intimidó a miembros de ese equipo.
Ante los ojos del barrio, el fuego consumió ambos móviles. ¿Por qué si a Lota por fin le estaba yendo bien? La primera pista que quedó en el lugar fue una nota firmada por el piño «Corazón Minero». El grupo de hinchas se adjudicaba el atentado y además, amenazaba de muerte de Reyes, quien durante meses debió lidiar con esa situación.
Exigían que se fuera del club y que Lota Schwager era de la gente que siempre estuvo, un mensaje que como un loro repetía un ex presidente.
Tirados quedaron los vehículos. Esa noche nadie pudo dormir. El entrenamiento al otro día fue enrarecido, pero Reyes llegó a Schwager para afrontar la situación y desenmascarar a quién estaba tras esto: Bernardo Ulloa.
«Yo de él he recibido amenazas, y él sabe cuándo las hizo. Inclusive en la última asamblea que se hizo en Coronel él se paró y fue a la mesa donde yo estaba dirigiendo la cita, y me amenazó frente a frente», comentaba don Temi, dejando en claro que el polémico personaje estaba detrás.
«La institución afortunadamente se encuentra con todos sus jugadores al día, y eso es una molestia para ellos porque nunca estuvo así, ya que cuando lo recibí en 2005 el club estaba quebrado», contragolpeó Reyes, mientras en el otro bando seguían con su show.
Como siempre, Ulloa se desentendió y en su estilo replicó: «Si la justicia me llama, ningún problema, pero no quiero replicar para que no se armen escándalos como otros años».
Dentro de la hinchada más fiel, muchos sabían que quiénes estaban tras el hecho. Cuatro de ellos se habían prestado para el espectáculo de Ulloa, y al partido siguiente ante San Felipe se ajustaron deudas en un Federico casi repleto para buscar la punta.
La justicia no llegó. La investigación terminó sin resolverse. Siete millones perdió Reyes con la quema de las micros, pero ganó la hidalgia y a un pueblo que lo sigue recordando como el último gran dirigente minero. Ulloa, sigue en lo suyo: inventado clubes y peleando con la nada.

9. Hugo volando, Hugo alentando

– Vamos hablar de Lota Schwager, ¿Eso le importa a usted, Hugo? Cuántas veces le habrán hecho esa pregunta en Radio Femenina a Grignafini.
Arquero portentoso, atajador y de estiradas pomposas que encontraban la mezcla de pasto y tierra del Federico Schwager como aliado. Compañero de Bielsa en las inferiores de Newell’s, pero su vínculo con Lota nació cuando jugaba en Central Córdoba. Para Vicente Cantatore no era su primera opción, pero le dijo usted se viene conmigo.
Bastó que estuviera tres días a prueba para que el rosarino se convenciera. Con su altura y frondosa barba marcaba presencia en la cancha. Debutó en un partido ante el Chago Morning. Lota ganó 3-1 como visita. La hincha lo aprobó y él no soltó más la portería.
Su consagración llegó en un empate sin goles ante Colo Colo. Transmitía seguridad, Lota se sentía seguro en sus manos, así terminó su primera temporada con 29 partidos y 34 goles en contra.
Al año siguiente hubo dudas. Algunas goleadas, pero Hugo siguió firme. Para José Benito Ríos el equipo partía con él. Era el baluarte minero, si no fuera por él algunas boletas hubiesen sido mayores.
En 1980 eso no alcanzó. Llegó a los 100 partidos con la lamparita, pero el descenso tocó la puerta. Se fue en silencio. Ñublense e Iberia lo acogieron dos años, pero el 83′ regresó para pelear el ascenso.
El equipo tuvo todo para ascender, pero no hubo fortuna. Faltó un punto para entrar a liguilla, y peor aún, Hugo se rompió el tendón de Aquiles. En ese momento dijo adiós.
Era el último emblema del equipo que supo brillar en primera.
Comenzó su carrera como comentarista deportivo. Estuvo como preparador de arqueros en Naval y Concepción, pero su amor por la lamparita no lo olvidó.
En cuatro temporadas «Cepillín» se enamoró de la mina. Este equipo agarra como Hugo bajo los tres palos. Siguió yendo a la cancha, solitario, silente, mirando en el block J, como un minero más. Ahí los hinchas le tendían la mano y respondía sonriente.
Por radio siempre defendía a Lota de los ataques de Alarcón Manzano. Juguetea, va con camisetas de fútbol y sigue recordando a su tricolor. «Lota no va a morir nunca, aunque traten de voltearlo. Lota es el sacrificio del minero, uno no podía defraudar a ese equipo, lo mínimo que teníamos que hacer era entregar todo»,comentó hace unos años para una campaña de socios.
Él sigue ahí. En el Luna se le puede ver. Con su camiseta tricolor. En la galería, con la gente que disfrutó con él en cancha y que ahora sufren juntos en el tablón.
No tendrá nuestro acento, ni nuestra nacionalidad, pero Grignafini tiene el ADN minero. Lucha, garra, pasión y amor por el pueblo que lo adoptó. Siga peleando con Héctor. El minero siempre ganará.

Fotografías: Blog Aguantelota y cedidas

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