Por Hincha Auricielo | @HinchaAuricielo
Damas y caballeros, al fin estamos de vuelta. Y lo hacemos sonriendo, gracias a una buena racha de triunfos que posiciona a nuestra querida UdeConce en la parte alta de la Tabla, tal como lo indicaba la evidente expectativa generada a principio de año. Sin embargo, tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para llegar hasta este punto. Vamos viendo.
Iniciábamos este 2018 con una mirada optimista. A diferencia de otros años, se contrató harto y bien, al menos en la teoría. Se había conformado un plantel competitivo, manteniendo la base e incorporando jugadores de respetable trayectoria tales como Luis Pedro Figueroa (el regreso del hijo pródigo), Hans Martínez, Pedro Morales y Jean Paul Pineda; interesantes apuestas a mediano plazo como Juan Pablo Abarzúa y Álvaro Salazar (llamado a ser el relevo del “Tigre” Muñoz cuando éste cuelgue los guantes); y dos extranjeros a modo de apuesta (para variar): Santiago Silva y Sergio Vittor. Junto con ello, nos deshacíamos de inventos de escaso aporte al Club como Cristián Amarilla, Brayan Valdivia, Carlos Escobar, Gonzalo Barreto o Renato Tarifeño. Se venía la Copa Libertadores ante Vasco Da Gama y el cuerpo técnico junto con la dirigencia, planificó una histórica pretemporada en Argentina a modo de preparación para la cita sudamericana a la que volvíamos tras 14 años. Todo bien, todo redondito. Altas expectativas. Hasta que entramos a la cancha y casi nos partimos la cara del costalazo…
Nos comimos una justa pero vergonzosa eliminación ante un discreto equipo brasileño, seamos honestos. En paralelo se iniciaba el Campeonato Nacional 2018, que trajo de vuelta los añorados torneos largos, pero los buenos resultados tampoco aparecían; no ganábamos, ni siquiera convertíamos goles, se cambiaban esquemas de juego y nombres. No jugábamos a nada y Francisco Bozán ya era muy resistido por gran parte de la hinchada, jugadores y algunos dirigentes. Comenzó la temporada de humos y la danza de nombres, hasta que Jaime Vera fue contactado para reemplazar a “Pep”. Venía volando el “Pillo” tras la humillante derrota en el clásico ante Huachipato; se acababa la pesadilla… Pero mágicamente el equipo comenzó a ganar; primero a Unión Española, luego a Colo Colo, Deportes Iquique y el fin de semana recién pasado, en casa a Audax Italiano, racha que nos tiene cuartos en la tabla de posiciones.
Pero ¿qué pasó? ¿Cómo pasamos de ser el peor equipo del inicio del Torneo a uno de los de mejor rendimiento? De partida, Francisco Bozán dejó de inventar y de hacer experimentos (tales como poner a Manríquez pegado a los 2 centrales como único volante de corte y generador de juego a la vez… Dios mío); encontró el equipo y encontró la fórmula: el viejo y conocido 4-3-3, lo cual dejó fuera del equipo a Pedro Morales y consolidó al tridente de Alejandro Camargo, Fernando Manríquez y Hugo Droguett, quien retomó el protagonismo que nunca debió perder y se transformó nuevamente en figura determinante. Otro factor importante fue que consolidó la dupla de centrales (Vittor y Mencia), donde a Bozán le faltó probar sólo a Santiago Silva. Ah, Santiago Silva… otro gran tema. Sin miedo a equivocarme, este uruguayo debe estar en el podio de los peores futbolistas que han vestido la camiseta del Campanil, y lejos entre los peores delanteros que haya visto. Salió del equipo (y hasta de las citaciones a Dios gracias), el equipo mejoró y llegaron los goles. No podíamos estar TODOS equivocados. Por otro lado, me parece que la irrupción de Guillermo Pacheco en desmedro del eterno “Tico” Berríos, le dio más velocidad en defensa a la banda derecha. Finalmente, creo que el plantel se vio con el agua hasta el cuello y se dio cuenta de que este equipo no había sido conformado para estar en la pelea por el descenso, sino para otra pelea, la grande, la por el título. A ningún futbolista le gusta perder.
Pero no nos volvamos locos, esto recién comienza. Mantengamos los pies sobre la Tierra y no perdamos el ojo crítico: este equipo no juega bonito y le falta todavía mucho por mejorar, sobre todo la principal carencia de los últimos años: el finiquito. Pero las semillas ya fueron sembradas; llegó un goleador que comienza a dar sus frutos, tenemos a un histórico que sigue siendo determinante y hasta tranca con la cabeza. Tenemos a un gladiador como capitán y a un Tigre defendiendo nuestra valla. Con esa columna vertebral y bien complementada por un equipo estable, existen mayores probabilidades de que nos vaya bien que mal. Se viene Unión La Calera, un equipo difícil en una cancha compleja (pasto sintético) y con un muy buen Técnico. Ojalá mantengamos la buena racha y el equipo confirme que este buen momento y los buenos resultados no son casualidad.
Finalmente, yo fui públicamente uno de los mayores detractores de Francisco Bozán, y sigo siéndolo. No me gusta su estilo en la cancha ni fuera de ella. Pero no es nada personal contra él; a mí lo único que me interesa (y a todos los hinchas creo yo) es que mi equipo gane, y mientras siga haciéndolo, sea quien sea el entrenador hay que estar contentos y apoyar. No olvidemos nunca nuestro principal lema deportivo: GANA SIN ORGULLO, PIERDE SIN RENCOR.
Universitarios arriba, ARRIBA DE PIE!