Uno de los jugadores que aceptó el desafío de devolver a Deportes Iberia a la Primera B esta temporada fue Diego González. El formado en la Universidad de Chile llegó como una interesante propuesta y apuesta joven a la tienda azulgrana y cumplió a cabalidad las veces que piso la cancha y defendió los colores.

Su retorno fue aplaudido y agradecido por una hinchada que necesita que este tipo de jugadores vistan la camiseta iberiana. Jugadores que luchen, entreguen buen fútbol, sientan los colores, tengan garra y pongan mucho huevo.

Esta temporada Diego ha sido uno de los principales jugadores utilizados por Patricio Almendra en el ataque iberiano. Ha participado en los diferentes frentes del ataque y también en el eje central del terreno como enlace, debido a su exquisita técnica.

Este año comenzó difícil. Un penal desperdiciado en San Fernando hacía recordar esa fatídica jornada en el Elías Figueroa frente a Santiago Wanderers por Copa Chile. Diego combinaba buenas con regulares, pero siempre aprobando los exámenes. La titularidad no era absoluta y se mezclaba con suplencia cuando el cuerpo técnico así lo disponía. Acá se vino a sumar y a lograr el objetivo final del grupo. A pesar de ello, la suplencia tampoco era motivo para decaer. Notable fue su ingreso en Collao para destrabar el encuentro y lograr un gran triunfo azulgrana frente a AF Vial.

A pesar de lo anterior, a González le hacía falta algo. Le hacía faltar coronar un encuentro frente a su público, en casa y siendo figura. Y ese partido llegó el sábado frente a Arturo Fernández Vial en el Municipal de Los Ángeles. Desde el minuto inicial Diego se mostró ágil, con ganas, movedizo y fue un constante peligro para la defensa del Almirante. González recibió una patada tras otra y siempre se levantó. Fue al suelo, guapeo, encaró y luchó. Buscó el gol, pero esta vez no se dio. El gol del triunfo llegó en un penal que le cometieron. Partido redondo.

Eso era lo que faltaba, el partido redondo donde todo el estadio no tuvo dudas en aplaudir su desempeño y agradecer la entrega demostrada. Así, con esa garra no hay dudas que lograremos el objetivo.

Ahora a seguir metiendo y no bajar la guardia, no hay nada que demostrar.F

Foto: Livio Silva Veloso / daleiberia.cl