Por Iván Jorquera Zavala (@hinchaauricielo)
Pueblo Auricielo. A poco más de 24 horas del épico e histórico triunfo de la UdeConce por 5-4 ante Sporting Cristal en Collao, mi voz aún está ronca, la garganta irritada y el dolor de cabeza sigue ahí, punzante, tanto gritar y celebrar los goles. Es que la gesta de anoche fue inolvidable, emocionante, de infarto, un carrusel de emociones: en sólo 90 minutos pasamos de los nervios del debut a la esperanza de lograr nuestro primer triunfo por Copa Libertadores; nos preocupamos ante ese maldito karma del empate que se nos aparecía como un fantasma en el horizonte, pero resucitamos en la alegría del Señor gol; decepción e incredulidad ante un nuevo e inexplicable empate transitorio, para pasar finalmente a la euforia total.
Los que tuvimos la suerte de estar anoche en el Ester Roa Rebolledo jamás olvidaremos lo que pasó la tarde-noche del miércoles 06 de marzo del año 2019, y seremos testigos privilegiados de un hecho histórico para nuestro Club, aunque en estricto rigor, fueron más de uno los que acontecieron…
Sin lugar a dudas, lo más importante fue ganar en el debut del principal torneo continental. No era fácil salir a enfrentar en el primer partido de la fase de Grupos al actual campeón peruano, y menos aún con el antecedente del magro comienzo del Campanil en el torneo nacional, donde no se habían inflado las redes rivales ni una sola vez, los 3 puntos eran como ir a la fiesta de aniversario con la reina de tu Alianza (caída de carnet en mala onda) y varias de las 8 incorporaciones no calificaban para cambiar de nombre a refuerzos. Éramos todos un costal de nervios, de ansias… Y nada cambiaba casi en 45 minutos de juego. Hasta que llegó él, o mejor dicho ELLOS.
Llegó al que invocamos la semana pasada, Su Majestad el Gol; mas no lo hizo solo, llegó acompañado con un esperado habitante de su planeta. La semana pasada en este mismo espacio dije que Patricio Rubio, «un pepero calado en el medio nacional», se tenía que destapar en algún momento con la camiseta de la UdeConce, y vaya momento que eligió para hacerlo: ante al menos 11 mil personas (digan la verdad con respecto al borderó viejo, no nos quieran ver la cara una vez más!) y con nada menos que un «póker», transformándose en el primer futbolista nacido en Chile en convertir 4 goles (se lee GOLAZOS) en un partido de Copa Libertadores. Historia pura.
Explicar cómo el partido pasó de CERO a NUEVE goles en poco más de 48 minutos es imposible; explicar cómo se dilapidan dos ventajas de 2 goles (2-0 y 4-2) en 4 y 2 minutos respectivamente, es una locura… Sólo destacar algunos rendimientos individuales para bien y para mal: Guillermo Pacheco con un segundo tiempo desastroso y dando más facilidades que la tarjeta «Presto»; Gustavo Mencia que se transforma en un bastión en defensa; un Fernando Cordero que aporta experiencia, técnica y polifuncionalidad; Josepmir Ballón que demuestra cada vez más su categoría internacional; Hugo Droguett como el vino y fundamental (para variar); Nico Maturana que anoche se ganó la titularidad en este equipo; Orellana que es un petrolero: le cueeeeesta correr y despegar, pero anoche hizo un gol, dos asistencias y un tiro en el travesaño; cuesta entender por qué Guido Vadalá, quien no es capaz de terminar UNA SOLA jugada bien, sigue siendo titularísimo…
Se viene Palestino en Santiago y Olimpia en Paraguay con pocos días de margen; dura travesía… Sin Hans Martínez, sin José Huentelaf y sin Fernando Manríquez, cuya lesión está resguardada bajo 7 llaves como si se tratara de algún nuevo secreto de Fátima. Pero lo de anoche nos sirvió a todos: a la moral de los jugadores, para creer que sí se la pueden; al medio nacional, para que dejen un rato de latear a todo Chile con sus equipos de Santiago; al Pato Rubio, para llenarse de confianza, soñar con la Selección y ahora seguir rompiendo redes en el campeonato nacional que por Dios que nos hace falta…
Pero principalmente, el triunfo ante Sporting Cristal nos sirvió a nosotros, los hinchas de la UdeConce, para celebrar (al fin!), gritar, saltar, llorar, ser testigos de una nueva alegría y, por sobre todo, para darnos un nuevo motivo de estar orgullosos de esta hermosa institución. Gracias TOTALES!
Gana Sin Orgullo, Pierde Sin Rencor.
Universitarios arriba, ARRIBA DE PIE!