Huachipato: 10 años de una gesta histórica

Por Max Koch. Hoy, 9 de diciembre, se cumple una década del último título de los siderúrgicos.

El hincha acerero se levanta esta fecha sabiendo que el ambiente y el mundo va a recordarle algo que hará de este un buen día. Un aniversario, específicamente. Pero no cualquiera. Un día como hoy, pero en 2012, Huachipato era campeón tras derrotar a Unión Española en penales.

Pero eso es quedarse sumamente corto. La final entre siderúrgicos e hispanos es recordada con inmenso cariño por hinchas del fútbol en sí, algo que escapa a solamente los dos equipos. Es mucho más que solamente una definición: estamos hablando de uno de los mejores partidos de la historia del fútbol chileno.

En el partido de ida, Huachipato partía la llave ganando desde temprano en el Estadio Santa Laura. Nicolás Núñez, el mismo que hizo historia este año en la banca de Magallanes, abría la cuenta al minuto 9. Los entonces dirigidos por don Jorge Pellicer lograban mantener la ventaja hasta el entretiempo y la ilusión bañaba al puerto de Talcahuano.

Sin embargo, Unión fue un vendaval en el complemento. Apenas 4 minutos se demoraron los pupilos de José Luis Sierra en empatar el cotejo, cortesía de un autogol de Omar Merlo. La historia diría que el zaguero argentino tendría su revancha en el partido de vuelta, pero eso es otra historia. Revancha a la que Huachipato llegó dos goles abajo, cortesía de los dos goles de Sebastián Jaime.

Huachipato llegó golpeado al partido de vuelta. En casa propia, los siderúrgicos tenían la durísima tarea de remontar una llave donde estaban dos goles abajo. Y el panorama se hizo muchísimo más dantesco considerando que la ley del ex golpeó a los 28 con un golazo de Dagoberto Currimilla, el mismo que fue dirigido por Sulantay en Canadá 2007.

Sin embargo, Pellicer agrandó a los suyos. Pero cuando no basta con garra y empuje, asoma la magia. El «Chucky» González se hizo eterna leyenda acerera con dos goles extraordinarios a los 37 y 43. Huachipato buscaba con todo y como sea empatar el partido y solo faltaba un gol. Unión lo buscaba, pero los hispanos estaban al borde del knockout.

Pasaba el complemento y el milagro parecía no llegar. Pero el Estadio CAP hizo todo lo contrario a invocar la desdicha. Confiaban que sea como sea, el balón iba a entrar. Las plegarias llegaron al pie izquierdo de Manuel Villalobos, querido en todos los equipos que ha estado, pero nunca tan amado como por el hincha de Huachipato. «Villagol» clavó un zurdazo al segundo palo de Eduardo Lobos y desató la euforia en Talcahuano y en todo Chile, que veía por la televisión un contendiente serio a ser el mejor partido en la historia de nuestro balompié.

Llegaron los penales, la instancia donde solo los valientes quieren decir presente. Vecchio abrió la cuenta y Braian Rodríguez empató. Y comenzó el espectáculo de Nery Veloso. El portero acerero reemplazó al histórico de la zona, el «tigre» Cristian Muñoz y armó un muro de acero en el pórtico. Falló Sebastián Jaime, pero también Villalobos. Convirtió Patricio Rubio y, para peor, falló el Chucky, en su tarde más gloriosa como jugador de fútbol. Pero también erró Mauro Díaz, permitiéndole a César Cortés, hoy capitán de «La Academia», empatar la tanda.

2-2 y todo era suspenso. Eduardo Lobos erró su tiro, dándole «match point» a Miguel Aceval. «Si convierte Aceval», esbozaban los narradores, recordando aquella icónica final donde el zurdo le dio un título a Colo-Colo. Sin embargo, en su intento por romperle el arco, Lobos atajó, nadie sabe cómo. Afortunadamente para las plegarias acereras, Braulio Leal también falló, por lo que todo estaba en los pies de Omar Merlo, que con un corte de ligamentos incluido, cruzó el remate, batiendo a Lobos, y recordándole al fútbol chileno una vez más que «del sur hay uno solo», en cuanto a campeonatos ganados.

Inolvidable es aquel partido. Probablemente todo hincha del fútbol chileno recuerda dónde y cómo vio esta final. La misma que se convirtió para siempre en una de las tardes más hermosas para el hincha acerero, que de la mano de don Jorge Pellicer, bajaba su segunda estrella del firmamento.

Bien lo dijo Claudio Palma aquel día, en la transmisión oficial: «el acero brilló más que el oro».

Fotografía: Archivo La Pelota Es Mía

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