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A dos meses de una nueva fecha clasificatoria y con la confirmada salida de Reinaldo Rueda, nuestro seleccionado aún no encuentra un entrenador. Las dudas aparecen, sobre todo, con los candidatos a la banca nacional. 

Realmente, para un equipo europeo los nombres de Rafael Benítez, Unai Emery y Juan Manuel Lillo son interesantes. Pero, para la selección nacional no son los que necesitamos. Y es que existe un tema no menor, el conocimiento de los jugadores, fuera, obviamente, de Alexis Sánchez, Arturo Vidal, entro otros que juegan en Europa. Sino, más bien por los jugadores del medio local, como Leandro Diaz, Ignacio Saavedra o Joan Cruz, por nombrar algunos.

Ese conocimiento del medio no toma un partido, toma tiempo. Y hoy, Chile no tiene ese tiempo, especialmente porque nos enfrentamos con rivales directos. Ese tiempo de adaptación y conocimiento nos puede costar fácilmente seis puntos que nos dejarían cuesta arriba de clasificar a la cita mundialera.

En Argentina, que en el papel tiene una presión histórica por ser campeón del mundo mayor a la nuestra, le dan la responsabilidad a Lionel Scaloni, un joven inexperto. Mi pregunta es, ¿por qué nos cuesta tanto entregar la selección a un técnico nacional?.

Esa pregunta tiene una respuesta clara, el miedo. Ese mismo que nos condenó a años de malas campañas y que aparece para que no se atrevan a dar ese paso. Yo me puedo atrever a dar nombres, Ivo Basay o Juan José Ribera. Ahora, si van a buscar algún extranjero, el nombre no puede salir de José Néstor Pekerman o Hernán Crespo, pero no se puede permitir a Francis Cagigao traer a sus amigos.

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