En Chile es necesario un cambio cultural para que sea visible en su totalidad el fútbol femenil.
Por lo general, se tiende a diferenciar el deporte con los problemas socio-culturales. Sin embargo, estos poseen una estrecha relación. Un ejemplo claro, es el vínculo del feminismo con el fútbol femenino. Ambos se co-relacionan por la búsqueda de igualdad. En este ámbito, es necesario destacar a Nettie Honeyball (utilizó un seudónimo por las represalias de aquel tiempo), quien fue una activista de los derechos de la mujer que fundó el primer equipo femenino de la historia a finales de 1894.
Actualmente, el avance en el balompié femenino es evidente en nuestro país. Desde la instauración de la obligatoriedad de las ramas femeniles en cada institución, la profesionalización que se va gestando en demasía por clubes comprometidos, contratos con las jugadoras y la gran participación de la selección chilena, son acontecimientos importantes que sin duda alguna, han marcado el antes y después que este ha tenido.
Por el momento, se han logrado grandes objetivos, que en un principio fueron inimaginables. No obstante, Chile se encuentra lejos de Francia, Estados Unidos y España, países que este último tiempo han destacado con sus ligas.
De este modo, es necesario apelar al compromiso que debe haber en cada institución, sobre todo por quienes dirigen a los diversos equipos femeninos. En nuestra sociedad, se verifica excesivamente la utilización de la palabra, pero poco accionar. Abundantemente se habla de las grandes aspiraciones que se tienen con el deporte, pero muy poco se ejecuta. Es una temática constante, que no solamente se instaura en el fútbol femenil.
Para lograr un desarrollo esperado, es de suma importancia contar con el apoyo de todas y todos, para que el desenlace que pueda tener el balompié sea el más esperado. En términos generales, en Latino-América, Chile posee potencial en relación a sus pares en cuanto a la infraestructura de estadios. Lamentablemente, aún falta por sacar provecho de todo esto y que no solamente esté el fútbol masculino presente en los estadios de primer nivel.
La Octava Región cuenta con bastantes equipos y es necesario buscar el potencial que se puede generar como Región. Para ser parte de un club femenil hay que ser responsable, constante y perseverante, son las bases constitutivas del deporte.
Bastante es lo que ha costado el desarrollo del deporte femenino en el fútbol, mantener y no desistir, aprovechemos todas las oportunidades de crecimiento en el fútbol.
En fin, el cambio cultural en las instituciones futbolísticas y a nivel educativo para visibilizar la presencia de mujeres en el deporte, es necesario, ya que por años se ha tomado al hombre con un “papel hegemónico” erróneo.
Fotografía Archivo LPEM.